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lunes, 14 de abril de 2008

¿Carrera profesional o carrera de vida?

Por Dr. Adm. Enrique Louffat
Profesor del Instituto de Negocios Internacionales
Universidad ESAN

A menudo cuando escuchamos el término de “carreras” solemos inmediatamente relacionarlo únicamente a nuestro desarrollo profesional o laboral y su correlación con el nivel de éxito obtenido o imaginado que se desea obtener en un futuro inmediato o mediato. Sin embargo dicho termino necesita ser mejor comprendido y sobretodo valorado, de acuerdo a la relevancia e importancia que tiene para el desarrollo de vida de la persona.

En principio el término de carrera podría ser definido como “el proceso administrativo aplicado de forma técnica e integrada al desarrollo profesional/ocupacional del recurso humano, sea a nivel personal u organizacional en las diversas etapas de la vida laboral”. Traduciendo el concepto podríamos decir que nuestras carreras se desarrollan por medio de la aplicación de elementos de planeación, organización, dirección y control, a través de etapas o ciclos de vida, como son las etapas de iniciación, donde recién estamos ingresando al mercado laboral formal, formando parte de una PEA; etapa de crecimiento, donde se comienza a evolucionar e integrar y progresar técnica y socialmente dentro del centro laboral; etapa de madurez, cuando se llega a obtener reconocimiento y prestigio producto de la experiencia y efectividad reconocida; y la etapa de declinio, donde se comienza a preparar una honrosa retirada después de todo el aporte realizado a lo largo de las etapas anteriores.

En cada una de esas etapas, el desarrollo de la carrera recibe la influencia de fuerzas positiva o fuerzas negativa de tres dimensiones que la afectan: la dimensión profesional, relacionada con la evolución educativa desde niveles colegiales a niveles de estudios técnicos o de profesiones y también relacionada a la evolución jerárquica en puestos/cargos laborales; la dimensión familiar, relacionada con los diversos papeles que cumple la persona a lo largo de su vida: como hijo, como hermano, como primo, como nieto, esposo, como cuñado, como padre, como suegro, como abuelo y etc. y la dimensión biosocial relacionada con el ciclo de vida mismo del ser humano – nacer, crecer, desarrollarse y morir- donde las manifestaciones de salud biológica y salud mental se manifiestan intrínsecamente a la evolución de la persona.

El poder administrar la carrera implica que cada uno puede conseguir darle un sentido lógico, coherente e integrado a lo largo de cada una de esas etapas y en cada una de las dimensiones anotadas, para lo cual es preciso plantear concientemente aspectos centrales para poder orientar nuestra carrera de vida, como son: el establecer nuestra propia misión y visón como seres humanos, plantear nuestros objetivos de carrera factibles, reales, coherentes; analizar nuestras fortalezas y debilidades relacionadas con nuestra competencias e incompetencias; analizar el entorno del mercado laboral con sus amenazas y oportunidades y posteriormente seleccionar e implementar estrategias que nos permitan lograr una eficaz y eficiente carrera de vida.

Es necesario anotar también que la aplicación de una administración de carrera no se circunscribe solamente a relaciones de dependencia laboral, es decir formar parte como asalariado de una institución sino también es de aplicación a quienes desarrollan su carrera de forma independiente sea como empresario, consultor u otras modalidades.

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